8 de febrero del 2012
¿Para que buscamos pareja?, esta es la pregunta principal que deberíamos aplicar a nuestras reflexiones personales cuando cuestionamos nuestras relaciones de pareja; antes de las características particulares, de las quejas, de las afrentas, de los desacuerdos.
Si seguimos la hipótesis de que vivir en pareja es una decisión, una opción tomada por nuestras capacidades y por nuestros deseos, en automático se establece que la pareja elegida cubre un perfil que se amolda a nuestro criterio. Razonamiento sencillo, pero a la vez nos da pie a una reflexión importante, si nuestra pareja es nuestra elección, somos nosotros y nos las circunstancias las que determinan el tipo de relación que buscamos.
Erich Fromm dijo que una de las creencias más difundidas sobre el amor y que entorpece al amor mismo, es pensar que no hay nada que aprender sobre el amor, que amar es sencillo y lo difícil es encontrar el objeto apropiado. Además para la mayoría de las personas el problema consiste en cómo lograr ser amado más que amar. Esta concepción, en nuestra sociedad, en particular en las que el machismo se confabula con un matriarcado, se estimulan los estereotipos propios de las relaciones. Las mujeres deben ser dignas del hombre y los hombres deben ser dignos de si mismo.
La vida en pareja va a estar teñida de diferencias las cuales pueden desencadenar algunos conflictos; situación propia de la vida en pareja. Los seres humanos somos diferentes unos de otros, por diversos factores tales como los biológicos, sociales, culturales y más particularmente aún, por las micro-culturas en las cuales crecemos como lo sería la familia de origen. A partir de las experiencias en estos dominios entramos al dominio de pareja, con un bagaje de modelos únicos construidos dentro de dichos esquemas, para la creación de un nuevo modelo, nuestra vida con alguien más.
Es aquí la importancia de tan sencilla y relevante pregunta, ¿TU PARA QUE QUIERES PAREJA?, se puede tener pareja para distintos fines, como puede ser, para formar una familia, para tener compañía, para tener intimidad, para sentirte acompañado(a), para tener un noviazgo.
Podría entenderse a la pareja como la relación que establecen dos personas para compartir una determinada unión; a esta unión se le llama vínculo. Como lo comentamos los vínculos son diversos y pueden encajar en las siguientes modalidades:
Vínculos sexuales, donde lo que los une, es la relación sexual propiamente dicha, en ninguno de los dos se establece el deseo de que exista un plan constructivo futuro como pareja, la monogamia no es necesaria y la interacción emocional no es deseable. El disfrute de la sexualidad sin restricciones ni promesas es eje fundamental para que exista este tipo de enlace.
Vínculos económicos, es aquel en que se asienta el beneficio monetario por parte de uno o ambos miembros del enlace. La tranquilidad y la estabilidad en la provisión de bienes materiales es el objetivo primario. Puede o no derivar en relaciones emocionales.
Vínculos emocionales, en esta unión lo que conecta a ambas personas es el intercambio de sentimientos; entre las personas de este esquema se desarrolla la idea de asentarse de forma estable al lado de la otra, se desea la monogamia y se hace presente la presencia de un plan constructivo referente al futuro. Se experimenta el deseo de pertenencia sobre la pareja y una idea de desagrado ante la posibilidad de la disolución.
Vínculos de poder, el enlace se fundamente en el ejercicio de la dominancia de una parte de la pareja sobre su contraparte. La desigualdad es fundamental en esta relación, así como el abuso y la agresión constante.
Vínculos culturales, en ellos los participantes buscan y mantienen un enlace de acuerdo a la afinidad que logren obtener de su contraparte en ámbitos diversos como pueden ser la religión, el origen geográfico, la raza, la cultura de procedencia, la nacionalidad y valores morales por citar algunos.
Puede o no haber combinación de los distintos vínculos, ninguna de estas relaciones establece un problema o una patología como tal, es cuestión de elección personal. Lo que desencadena en un conflicto, es la incongruencia individual, o de pareja, en cuanto al establecimiento del vínculo que les va a unir.
Así pues, si respondes a la pregunta ¿Yo para que tengo pareja? ya sea que estés un una relación o tengas la intención de iniciar una, y la respuesta es contraria a lo que esperas o a lo que crees que elegiste, parece buen momento de reacomodar tu posición respecto al tema.
El arte de vivir en pareja es aceptar a ese otro distinto a mí, con quien decido y quiero vivir y compartir, de quien espero que respete también mis diferencias; construyendo día a día un espacio común; donde el goce, y no la desdicha, de tener una relación, será el pilar de la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario