lunes, 20 de febrero de 2012

LA FUERZA DE UN "TE QUIERO"

Recordando a mi querido hermano Octavio.

25 agosto 2011

Existe un autor llamado Chick Moorman, él ha dedicado su vida a la elaboración y practica de métodos de comunicación asertivos, con una tendencia clara hacia la  comunicación familiar, ha creado un instituto y ha publicado varios libros relacionados con la identificación de hijos con padre y padres con hijos.

En una de sus series, específicamente en la titulada “Cómo Hablarles a los Hijos”,  hace una recolección especifica de lo que cree son los mecanismos mas adecuados para comunicarse como padre, define que hay palabras que enseñan y palabras que lastiman, plantea y postula herramientas practicas para la solución de problemas para crear niños más responsables, niños seguros y llenos de autoestima, válido o no, coincidiendo en su pensamiento o no, me parece una postura genuinamente valiosa.

Dejando a un lado su obra quisiera solo plasmar un tema que ubica en el título veinte del tomo III de su serie, este tomo se denomina “Aumentando su autoestima”; el título veinte se llama “Te Amo” y textualmente dice así:

            “Solo hay una frase en la serie de cómo hablarle a los niños que aparece mas de una vez:”te amo” este hecho, confirma la necesidad de que esta frase sea dicha frecuentemente por los papas a sus hijos, así como uno al otro.

“Papá, habla Jenny. Llámame tan pronto recibas este mensaje. Algo terrible ha sucedido, yo estoy bien, pero necesito hablar contigo.” Este es el mensaje textual, que oí en mi contestadota telefónica una mañana de julio de 1997 para ser exactos, puedo escribir las palabras de mi hija, pero el tono de su voz y el escalofrió que sentí en mi estomago no pueden ser descritos. Cuando le regrese la llamada a Jenny, oí lo que  ningún padre quiere escuchar. Mi niño más grande, Randy, había muerto.

Randy murió un mes antes de que cumpliera treinta años, así que no era realmente un niño. Era un hombre maduro, pero para mí, era mi niño. Los hijos nunca dejan de ser nuestros hijos, no importa que tan grandes sean. Ahora, mi hijo había muerto, sin advertencia, sin una oportunidad de decir adiós, Randy se había ido.

El consuelo siguió llegando de diferentes formas y maneras. Los parientes y amigos estuvieron ahí con palabras amables y listos para escuchar. Mi creencia que el alma sigue en la eternidad se confirmo y se reforzó. Dios me había invitado a relajarme más en la presencia de su amor incondicional.

Nuestra familia se mantuvo unida. Nos dio amor y apoyo, abrazos y compañía, tiempo y cariño. Nos conectamos con y para cada uno.

Pienso en randy todos los días, lo extraño. Recuerdo más los momentos felices. Le enseñe a jugar béisbol; me hacia que lanzara la pelota por horas enteras. Una vez dio un home run en la liga infantil.

Recuerdo también, el orgullo que sintió cuando me gano una carrera de diez kilómetros y la sonrisa en su cara cuando me paso la calle Heartbreak Hill, enfrente de YMCA en Kalamazoo, Michigan. No volteó a verme pero yo sabia que sonreía con la satisfacción de un joven que atraviesa una etapa más de su vida. Nunca disfrute tanto de perder una carrera.

Recuerdo su primer coche, uno grande y feo, que tragaba mucha gasolina. A Randy le encantaba.

Tengo muchas buenas memorias de mi hijo y del tiempo que pasamos juntos, pero un recuerdo es más importante para mí que cualquier otro. Es el que me mantiene y me consuela cuando vuelvo al proceso de duelo; a él me aferro cuando me siento triste o cuando reflexiono sobre la muerte de Randy. Es un recuerdo, que no me imagino poder vivir sin tenerlo; el recuerdo de nuestra última conversación.

En realidad, no sé sobre que hablamos ese día por teléfono; el contenido de la conversación no importa; solo el final, Tú sabes cuál fue:

                                               “Te amo hijo”
                                   “Yo también te amo, papá”



La primera vez que leí esto fue a finales del año 2002, creo que la crianza y la estabilidad de un hijo no radica únicamente en decirle que le queremos, pero sin duda el crecer sabiéndose amado, respetado, apreciado, te valora, te da identidad y te ubica en un contexto distinto al que podrías tener ante la ausencia de esta seguridad, Pienso esto en lo que vale la pena reparar del pensamiento del autor en referencia a  este fragmento, formar lazos inquebrantables, repletos de amor, de cercanía, de sinceridad, supera distancia y tiempo.

Decir te quiero no era muy común en mi vocabulario cuando era joven, ahora creo que es de las frases que más ocupo, es un expresión real, autentica, poderosa, que describe lo que genuinamente siento, no llena oídos y formalidades, espero que llene espacios, que supere distancias y tiempos.

Lo que hoy me parece interesante en algún tiempo no me parecía tanto, en algunas cosas no reparé esas mismas que hoy valoro como tesoros únicos, alguien me dijo “Todo es mutable, pero no cambia solo..... Tenemos que hacerlo.” .Mi percepción de la vida sigue cambiando, la he mutado.

Es curioso como nos detenemos en el temor de ser vulnerables y no les decimos a nuestros seres queridos cuanto los queremos, cuanto los apreciamos, cuanto los necesitamos.

Ojala las miles de veces que he platicado con mi hermano mis palabras pudieran haber sido escuchadas por otra imperfecta persona como yo, llevo tres días tratando de recordar cuantas veces pude haberle dicho que lo amaba y aunque tengo presentes muchas, solo en una él estaba con vida.

Es una premisa que peca de sencilla pero a la vez , desde mi perspectiva, de portentosa, por amor he dicho, he visto, he vivido, he experimentado los mas hermosos momentos de mi vida, es una sentencia irrefutable, lo mejor de mi vida se ha basado en el amor.

Me congratulo con ver que mi familia cumple con este requisito no menor de hacer sentir amados a sus miembros. Espero se perpetué  esta buena costumbre. Pocas cosas tienen tanta valía.

Hoy mi hermano cumple 20 años de haberse ido, 20 años, esos mismos 20 años que vivió.

En mi mente es como si muriera otra vez.

Esta barrera invisible, esta matemática ociosa de ver que el mismo tiempo que estuvo con vida es el tiempo que tiene de no vivir, me crea un duelo, uno nuevo, no tan doloroso, no traumático, no agresivo, sino un nuevo duelo, uno profundamente lleno de nostalgia que paradójicamente me hace atesorar cada día más mi vida y a quienes están en ella, me hace sentir con mayor profundidad la felicidad, el amor y la alegría por vivir.

Como casi siempre que nos vemos, pero en particular por esta fecha, quiero recordarles cuanto los quiero.

BDRF

jueves, 16 de febrero de 2012

OBSTACULOS





JORGE BUCAY

Psicodramatista Argentino




Voy andando por un sendero. Dejo que mis pies me lleven.

Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.

Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos. 

Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa. Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo… dudo.

Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto… Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando. Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible saltarlo.

Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos… Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo… y resisto.

Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado… descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños…

Me siento abatido… Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca… No dejaré que el muro impida mi paso.

Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire… De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad.

Me recuerda a mí mismo… cuando era niño.

Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?

El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?






Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras… Los obstáculos los trajiste tú.

martes, 14 de febrero de 2012

CADA OVEJA CON SU PAREJA


B. Daniel Rojas Flores
8 de febrero del 2012


¿Para que buscamos pareja?, esta es la pregunta principal que deberíamos aplicar a nuestras reflexiones personales cuando cuestionamos nuestras relaciones de pareja; antes de las características particulares, de las quejas, de las afrentas, de los desacuerdos.


Si seguimos la hipótesis de que vivir en pareja es una decisión, una opción tomada por nuestras capacidades y por nuestros deseos, en automático se establece que la pareja elegida cubre un perfil que se amolda a nuestro criterio. Razonamiento sencillo, pero a la vez nos da pie a una reflexión importante, si nuestra pareja es nuestra elección, somos nosotros y nos las circunstancias las que determinan el tipo de relación que buscamos.


Erich Fromm dijo que una de las creencias más difundidas sobre el amor y que entorpece al amor mismo, es pensar que no hay nada que aprender sobre el amor, que amar es sencillo y lo difícil es encontrar el objeto apropiado. Además para la mayoría de las personas el problema consiste en cómo lograr ser amado más que amar. Esta concepción, en nuestra sociedad, en particular en las que el machismo se confabula con un matriarcado, se estimulan los estereotipos propios de las relaciones. Las mujeres deben ser dignas del hombre y los hombres deben ser dignos de si mismo.


La vida en pareja va a estar teñida de diferencias las cuales pueden desencadenar algunos conflictos; situación propia de la vida en pareja. Los seres humanos somos diferentes unos de otros, por diversos factores tales como los biológicos, sociales, culturales y más particularmente aún, por las micro-culturas en las cuales crecemos como lo sería la familia de origen. A partir de las experiencias en estos dominios entramos al dominio de pareja, con un bagaje de modelos únicos construidos dentro de dichos esquemas, para la creación de un nuevo modelo, nuestra vida con alguien más.


Es aquí la importancia de tan sencilla y relevante pregunta, ¿TU PARA QUE QUIERES PAREJA?, se puede tener pareja para distintos fines, como puede ser, para formar una familia, para tener compañía, para tener intimidad, para sentirte acompañado(a), para tener un noviazgo.


Podría entenderse a la pareja como la relación que establecen dos personas para compartir una determinada unión; a esta unión se le llama vínculo. Como lo comentamos los vínculos son diversos y pueden encajar en las siguientes modalidades:


Vínculos sexuales, donde lo que los une, es la relación sexual propiamente dicha, en ninguno de los dos se establece el deseo de que exista un plan constructivo futuro como pareja, la monogamia no es necesaria y la interacción emocional no es deseable. El disfrute de la sexualidad sin restricciones ni promesas es eje fundamental para que exista este tipo de enlace.


Vínculos económicos, es aquel en que se asienta el beneficio monetario por parte de uno o ambos miembros del enlace. La tranquilidad y la estabilidad en la provisión de bienes materiales es el objetivo primario. Puede o no derivar en relaciones emocionales.


Vínculos emocionales, en esta unión lo que conecta a ambas personas es el intercambio de sentimientos; entre las personas de este esquema se desarrolla la idea de asentarse de forma estable al lado de la otra, se desea la monogamia y se hace presente la presencia de un plan constructivo referente al futuro. Se experimenta el deseo de pertenencia sobre la pareja y una idea de desagrado ante la posibilidad de la disolución.


Vínculos de poder, el enlace se fundamente en el ejercicio de la dominancia de una parte de la pareja sobre su contraparte. La desigualdad es fundamental en esta relación, así como el abuso y la agresión constante.


Vínculos culturales, en ellos los participantes buscan y mantienen un enlace de acuerdo a la afinidad que logren obtener de su contraparte en ámbitos diversos como pueden ser la religión, el origen geográfico, la raza, la cultura de procedencia, la nacionalidad y valores morales por citar algunos.


Puede o no haber combinación de los distintos vínculos, ninguna de estas relaciones establece un problema o una patología como tal, es cuestión de elección personal. Lo que desencadena en un conflicto, es la incongruencia individual, o de pareja, en cuanto al establecimiento del vínculo que les va a unir.


Así pues, si respondes a la pregunta ¿Yo para que tengo pareja? ya sea que estés un una relación o tengas la intención de iniciar una, y la respuesta es contraria a lo que esperas o a lo que crees que elegiste, parece buen momento de reacomodar tu posición respecto al tema.


El arte de vivir en pareja es aceptar a ese otro distinto a mí, con quien decido y quiero vivir y compartir, de quien espero que respete también mis diferencias; construyendo día a día un espacio común; donde el goce, y no la desdicha, de tener una relación, será el pilar de la misma.

LA RESPUESTA MAS SENCILLA SIEMPRE ES LA REALIDAD



-          Y tu?, Que haces aquí? – desorientadamente pregunte –.
-          Te quería ver; - entre petición y exigencia contesto; hubo un espacio y continuo -.
-          Te sorprende verme aquí?,
-          Tal vez? – dije –,
-          Esta vez, decidí hablar contigo porque creo que te debo una disculpa, y este debe ser el mejor momento – como si supiera que desde hace mucho en nada me iba bien -; Me duele ver que no entiendas lo que paso.
-          Ah!!, Ahora soy yo el que se equivoco, ¿no? Si fuiste tú quien me dejó cuando mas te necesitaba, - mi hermano había muerto tiempo atrás -.

Aun sorprendido por la visita, me di la vuelta y me senté en el mueble en ese entonces color melón, que estaba en la fría y cada vez menos visitada sala de mi casa.

No era la primera vez que recibía esa visita, de hecho era una práctica casi común, desde que se fue, nunca hablamos, más bien siempre era una mirada de nostalgia, de temor, o tal vez de incredulidad. Ya había pasado tiempo.

-          Pero no fue mi culpa, ni la tuya! – dijo –
-          ¿Entonces de quien? – conteste indignado –
-          De nadie, así es la vida. – aseveró –

Incrédulo aun por las condiciones de la platica, crecía sin cesar dentro de mí, el nervio propio de no poder distinguir que reflejaba mas mi condición, si el odio por haber sido separado tan fácilmente de su vida, o la alegría pura, de las que rompen el dolor, la angustia y el silencio, por el solo hecho de estar frente a quien, desde tiempo atrás, quise estar.
Mirando a sus ojos tan nobles y audaces como los recordaba, le invite a no abandonar la conversación;
-          ¿La vida de quien? – pregunte –
-          La vida de nosotros – en tono protector contestó; al tiempo que buscaba tomar una posición cómoda, como para tener una larga platica; con una clara preocupación reflejada en su rostro, que era brillante, un tanto pálido, con destellos, - tal vez por la gran cantidad de luz que parecía emanar de él – un tono un tanto azulado; que contrastaba con el  fondo pardo, de la un poco obscura habitación.

Retome la plática, pensando en hacerle sentir un poco del dolor que me había causado con su partida. “Será mi vida, porque a ti no te importo la que tu tuviste junto a mí; por eso me dejaste, ¿no?” ”¿Cómo puedes creer eso?” – Dijo – “¿Que?, ¿No es así la vida?” – Sarcásticamente contesté – “No, por supuesto que no, la vida no se limita únicamente a eso, los cambios que en ella se presentan son muchas veces dolorosos y angustiantes, pero la finalidad y el valor de la vida son constantes...”. “Eso no es cierto” – interrumpí ya con un grado de desesperación en mi voz -; y de igual manera pensaba que con su partida de todos modos todo había cambiado, por lo menos yo lo había hecho, con temores aniquilantes y con debilidades desequilibrantes para mi temple como hombre, ya no era el mismo. Era fácil decirlo para él, nunca vivió el dolor que yo viví, no solo había sido mi hermano, antes fue mi tío, después fue mi primo, era mi mamá, mi papá, mis tíos, mi calma vida, sin angustia alguna, hasta cierto grado, ingenua.

-          Todo cambia, yo cambie – lentamente contesté -.
-          Pero yo sigo siendo lo mismo, tu fuiste el que me cambio y con ello te cambiaste tu, y nos cambiaste a todos!. – contestó ya desesperado, de pie, agitando las manos y terminando la oración señalándome con su clásica postura amenazante; el enfurecimiento despertó su intención de abandonar la habitación, sin embargo desechó la idea y solo busco un punto donde encontrar serenidad.
En ese momento, me fue extremadamente familiar, sentí que nada había pasado, que nunca se había ido, que siempre estuvo ahí, aun cuando más lo necesite, aún cuando hubo un muerto en casa.
-          Con lágrimas en mi cara, y un rojizo en mi rostro, resultante de haberme encolerizado por la angustia y roto en llanto por la impotencia, como creyendo que eso le daría peso a mis argumentos; sin más, me encontré parado, con una sencilla vestimenta, con un día mas preparado para el descanso, convertido en calvario de soledad, (ya que los de la casa fueron a visitar a nuestro muerto en el panteón); me encontré, afligido, apesadumbrado, pero tiernamente protegido y acompañado. Reflexioné; como siendo un niño, la muerte vino a mí para sufrirla como adulto; ¿que hice yo?, ¿en que me equivoque?, Cómo si yo tuviera que sufrir la  vida de esa manera para entender y valorar los cosas, Las pude haber entendido de otra manera; no era necesario tanto dolor.

Hubo como siempre un rechinido en el sillón al sentarme; sin ganas, con la cabeza gacha, y con un llanto más confortable que doloroso, oí en voz conciliadora pero cortada, y físicamente más cercana.
        “El dolor solo puede venir de un sentimiento tan grande y puro como el que yo vivo por tí; ¿que no lo entiendes?, No te puedo ver así toda la vida, el verte así hace que nuestras vidas no valgan nada; hacen inútil el que yo este con el deseo de verte seguir adelante, aquí, junto a mí, junto a todos; ¿no te das cuenta?, tu no tienes derecho de matarme”

Sintiéndolo tan cerca, comprendí, que después de todo ese laberinto de emociones y frustraciones que representaba su visita; tras el cansancio físico y mental de enfrentarlo, toda la angustia y rabia que por muchos años lleve en mi interior, tristemente se resumían a una sola oración...

“te extrañe con todo el alma” – dije -

- ya sin verlo, esfumándose tan repentinamente como llego, lo oí decir - “lo sé, por eso somos hermanos”

BDRF

FUNERAL BLUES

W. H. Auden

Parad todos los relojes, cortad los teléfonos,
impedid, con un jugoso hueso, que el perro ladre,
callad los pianos y, con un apagado tamborileo,
mostrad el ataúd, dejad que las plañideras se acerquen.

Que los aviones hagan círculos, gimoteando, sobre nosotros,
garabateando por el cielo el mensaje: Él ha muerto,
poned crespones en los cuellos blancos de las palomas,
dejad que los guardias de tráfico porten guantes de algodón negros.

Él fue mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi amanecer, mi medianoche, mi voz, mi canción;
pensaba que el amor duraría siempre: estaba equivocado.

No se desean ahora estrellas: apagadlas una a una;
olvidaos de la luna y desmantelad el sol;
lejos verted el océano y barred el bosque.
Pues ahora de ninguna manera pueden traer nada bueno.

jueves, 9 de febrero de 2012

EN EL SIGUIENTE DESPERTAR


Y hoy me toca hablar de los sueños,
Que terrible ironía, ya que son estos los que siempre me han unido a tí,
Soñar es lo que más has propiciado a mis sentidos,
El sueño de tí, de tu voz, de tu imagen,
El sueño de tu cercanía,
Son hoy la terrible ironía de un sueño del que nunca quisiera despertar,
El terror de saber que sí abro los ojos no estarás ahí,

Es igual al que me recorre el cuerpo al saber que si algún día los cierro jamás los volveré a abrir,
Es en ese sueño donde dicha y dolor se funden y dan origen a esta sensación, casi mágica, de una vida soñada, que no es más que un sueño vivido.
Tan intenso como la risa del ser amado, y tan cruel como cualquier adiós,

Un sueño que como frió acero que desgarra la piel y roba las almas, nos recuerda nuestra existencia frágil,
Tú y yo, somos parte de este mundo imaginario,
Somos sueño propio y ajeno,
Somos pesadilla y consuelo,
Somos seres imaginarios que inocentemente olvidamos que podemos decirnos adiós, aunque no lo queramos, en el siguiente despertar.



DRF

LINDA LUZ LA DE TUS OJOS

Linda luz la de tus ojos,
Linda luz la de tu risa,
Canción de amor para mis sentidos
Hace bailar mi corazón,
Suspendido en el aire, abrazado a la esperanza,
Extasiado, es envuelto en terciopelo azul claro;
Acariciado de arriba a abajo, desprende ríos de agua pura;
Temeroso por momentos, es hoy y para siempre, nido de arcoiris, de abrazos y besos, de amores infinitos, de sueños eternos;

Y no solo es la luz de tí, es la luz que de mí brota,
Es la luz que ilumina cada una de tus pecas, la de atrás del oído, la de la planta del pie;
Es la luz que no hace sombra,
Es la luz que alumbra mis pasos, que eleva mi risa, que purifica mi aire y que mejora mis días.

DRF

miércoles, 8 de febrero de 2012

LA IRA

Nada quiero que me quedé de ese sentimiento,
De esa esperanza que se vuelve dolor, que rebota en mi adentro,
Que torna negro el día,
Que borra una a una las estrellas de mi horizonte, condenándome a la oscuridad fría, eterna y silenciosa,
Nada quiero que me quede de ese sentimiento que de un solo arrebato transformas en mi agonía;
Y gritas, y no escucho pero entiendo; Y no creo, pero sufro.
Como la sombra de mí pensamiento estas tú, irremediablemente junto a mí,
Como la arena y el mar, mezclándose eternamente;
Tan distintos en esencia, pero inconcebibles el uno sin el otro.

DRF